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En la década de 1980, los expertos soviéticos dejaron de lado la tarea de perforación anterior, pero no cesaron en su exploración. En 1990, se logró alcanzar una profundidad de perforación de 44000 pies (13,4 km). Este hito representa el arduo trabajo y la perseverancia de los científicos y exploradores que se aventuraron en lo desconocido en busca de conocimiento sobre nuestro planeta. A pesar de los desafíos y dificultades encontradas en el camino, su determinación nunca flaqueó. Esta profundidad récord ofrece una visión fascinante de las capas internas de la Tierra y proporciona valiosa información sobre su estructura y composición. A través de estos esfuerzos de investigación, se amplía nuestro entendimiento sobre los misterios que yacen bajo nuestros pies, y se abre la puerta a nuevas posibilidades para la ciencia y la exploración en el futuro.