¿Puede el estrés provocar pérdida de apetito?

Ansiedad

La ansiedad es un trastorno que puede afectar a cualquier persona. Un médico puede diagnosticarla preguntándole por sus síntomas y realizándole un examen físico. Si las pruebas no revelan ningún problema de salud subyacente, su médico puede remitirle a un profesional de la salud mental para que le haga una evaluación y un tratamiento adicionales.

Los investigadores han observado una relación entre los trastornos de ansiedad y los acontecimientos traumáticos o el estrés. Los niños que han sufrido malos tratos o los adultos que han presenciado un suceso traumático corren especial riesgo de desarrollar estos trastornos.

Las personas tensas o nerviosas pueden no sentir hambre, pero es esencial comer regularmente para tener energía y gozar de una salud óptima. La pérdida de apetito debida a la ansiedad puede ser peligrosa, ya que interfiere con el sueño y lleva a comer en exceso o a no comer (ambas cosas son perjudiciales).

Si la ansiedad le hace perder el apetito, procure comer cuando se sienta mejor. Esto puede resultar difícil en situaciones sociales, pero puede ayudar. Además, intente comer raciones más pequeñas y opte por una dieta sana.

Situaciones estresantes

El estrés es una parte inevitable de la vida, especialmente cuando nos enfrentamos a acontecimientos vitales importantes como perder el trabajo, estar enfermos o sufrir la pérdida de un familiar. Por desgracia, la exposición prolongada al estrés puede provocar problemas de salud como ansiedad y depresión.

El estrés puede provocar sentimientos de agobio, lo que lleva a la pérdida de peso. Afortunadamente, puede combatirlo con una dieta nutritiva y sesiones regulares de ejercicio.

Privación de sueño

Las investigaciones demuestran cada vez más que la privación de sueño afecta a las hormonas del hambre y al metabolismo, que ayudan a determinar cuándo estás saciado y cuándo debes dejar de comer.

Los investigadores descubrieron que cuando las personas duermen menos, sus niveles de leptina y grelina -hormonas que señalan la saciedad- disminuyen. Esto puede provocar un aumento de la ingesta de alimentos y obesidad.

Además, la falta de sueño puede afectar al apetito y provocar antojos de alimentos ricos en calorías y grasas, lo que puede conducir a un aumento de peso poco saludable o incluso a la diabetes.

Comer de forma sana y consciente puede ayudarle a controlar la ansiedad y a mantener un peso saludable. Aunque debes incluir muchos alimentos nutritivos en tus comidas y permitirte algún capricho de vez en cuando, no es necesario seguir un plan demasiado rígido.