Principales factores que afectan a la longevidad

Genética

La genética es uno de los principales factores que determinan la longevidad. Especies longevas como las ballenas de Groenlandia y las ardillas poseen rasgos especiales que les permiten vivir durante siglos; los seres humanos también poseen esta capacidad de longevidad excepcional.

La longevidad extrema en humanos es el resultado de complejas interacciones gen-ambiente (GxE) que han sido ampliamente investigadas.

La investigación está descubriendo genes que podrían explicar por qué los supercentenarios viven tanto, aunque la causa exacta sigue siendo incierta. Un estudio reciente publicado en Science ha descubierto que estos genes están relacionados con la longevidad en función de la edad y el sexo.

Medio ambiente

El medio ambiente es un vasto sistema compuesto por las interacciones entre los seres vivos y no vivos de la Tierra. Abarca la atmósfera, el agua, el suelo y todos los recursos naturales como animales, plantas, minerales y microorganismos.

El medio ambiente nos proporciona una amplia gama de bienes y servicios esenciales para mantener la vida humana. Entre ellos están los alimentos procedentes de organismos vivos, la energía para cocinar y el transporte, la luz solar, el agua, el petróleo, etc.

Estilo de vida

El estilo de vida se refiere a la forma en que uno vive su vida, desde el tipo de ropa que lleva y la elección de alimentos hasta las preferencias musicales. Refleja sus valores y opiniones sobre el mundo que le rodea.

Numerosos estudios han demostrado que un estilo de vida saludable puede alargar la vida. Sin embargo, es esencial recordar que tanto la genética como el entorno desempeñan un papel en la determinación de la esperanza de vida; la genética suele representar entre el 20 y el 30% de la longevidad, mientras que los elementos ambientales constituyen el 70% restante.

Estrés

El estrés es la respuesta del organismo a las presiones percibidas. Altera casi todos los sistemas de nuestro cuerpo, altera nuestra forma de pensar y de sentir, lo que a su vez puede tener efectos perjudiciales para nuestra salud.

Pero la buena noticia es que parte del estrés puede ser beneficioso y saludable. Nos entrena para responder al peligro activando nuestros sistemas de huida o lucha y dotándonos de herramientas para combatirlo.

El estrés crónico puede aumentar la probabilidad de sufrir diversos problemas de salud, como trastornos del estado de ánimo, problemas digestivos, dolores de cabeza, debilitamiento del sistema inmunitario, dificultad para concebir e hipertensión arterial. Además, contribuye al envejecimiento prematuro al acelerar nuestro reloj biológico -que acelera el envejecimiento del ADN-.